
Un alma nos cuenta su experiencia, una noche de confidencias entre madre e hija en una sala de hospital mientras una de ellas ha perdido la vida.
Soy Vivian, y tenía 17 años cuando por un error de manejo, mi motocicleta chocó y fallecí en un instante. Ver mi cuerpo yacer en el asfalto fue más que inquietante ¡no puede ser! decía una y otra vez. Cuando vinieron a socorrerme todo lo veía desde arriba como flotando, aunque ya estaba muerta me seguía doliendo la cabeza, fue muy confuso. Sigue leyendo